Las palabras vuelan, los escritos permanecen
Resumen
Recuerdo las primeras lecturas en el colegio “Virtelia†–traducción obligada al castellano de “Blanquernaâ€- que me permitieron descifrar aquellos signos mágicos que, en todas las lenguas, convertÃan en voces y expresiones, en palabras, los sentimientos, pensamientos, imaginaciones.
En 1940, cuando tenÃa seis años, hablábamos en casa el catalán, en la rica variante tortosina, del bajo Ebro. En la escuela, sólo en los momentos de clase, el castellano. Pronto se añadió el francés. La “mademoseille†nos mostraba ágilmente las similitudes y diferencias entre las tres lenguas de raÃces latinas. Se escribÃa de una manera y se pronunciaba de otra. En 1946, empecé a estudiar el inglés en el “British Councilâ€, de Barcelona. Entonces comprendà la extraordinaria importancia de aprender muchas lenguas lo antes posible. Los niños incorporan palabras como respiran. Luego, más tarde, el aprendizaje es ya comparativo y más difÃcil.
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PDFDOI: http://dx.doi.org/10.15645/Alabe.2011.4.9